Caminar en línea recta, hacia adelante, subir árboles y bajar los techos, hablar en poesía, elevar el alma y desechar los tormentos.
Hacer de cada día un motivo de felicidad, encontrarse con los momentos perfectos y que el miedo se quede en una esquina con todo eso que estorba para poner al corazón contento.
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