24.8.14

Di agnostico

Entonces hoy decido que la gente siempre feliz me agota, me cansa, me repugna y pone de mal humor. Esas malditas sonrisas dibujadas de forma permanente, inmutables a cualquier suceso. Voy y miro debajo de sus alfombras y veo kilos de mierda. Entonces me enrabio, me hundo en mi propio vacío y en la incapacidad de sobrellevarme. Decido ser actriz.

Ese día no quise leer mis intuiciones, tenía una ansiedad de jugar, de sentir, de soñar, que no escuche los gestos, no vi los silencios, ni toque las ausencias, estaba tan encantada conmigo misma que poco importaba si era verdad o no, si había mañana o si había acabado ayer, la necesidad de estar ebria de cosquillas me hizo jugar sola, inventarme un cuento... y todo eso que al final siempre hago y es que así sobrevivo, contándome que estoy bien, que estaré mejor y que no importa nada.

Hoy día me diagnóstico grave, escondida debajo de mi misma (como Alejandra), ahora me disfrazo incluso para mi, para no verme, para no sentirme y esa cicatriz quedo fea, tan fea que no la miro ni de reojo, así me funciona mejor, no alcanza siquiera a tener sonido porque la fortaleza quedo perfecta, como la casa del último cerdito, por lo menos ya no escucho esos gritos llenos miedo.


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